Como muchas mamás, Magdalena a veces tenía que idear estrategias para conseguir que el pequeño Kiko se comiera la fruta.
Uno de los trucos que mejor le funcionaba, sobre todo con los más pequeños, era contarles cuentos como estos:
"Piel de Sapo
y
Corazón de Melón"
El melón era una fruta un poco fea. Era gordo y tenía la piel verde y rugosa como una rana. Por eso, las demás frutas que había en la nevera le llamaban: El Sapo.
El pepino, que se sentía identificado con el pobre melón, le decía:
- No te preocupes, seremos poco agraciados por fuera, pero nuestro corazón es blanco y jugoso, ya verás cómo algún día nos sacan de aquí.
En el interior de la nevera, las frutas y hortalizas estaban a oscuras y muertas de frío.
Las fresas y los plátanos tenían mucha suerte, duraban poco tiempo en el frigorífico, pues los niños siempre elegían estas frutas.
En cambio, el melón, ya llevaba una semana en la nevera, desde que lo compraron en el mercado.
- A lo mejor no me quieren comer porque soy feo, grande y pesado. Las fresas son pequeñitas, y tan monas...
- Sí, en eso tienes razón, puedo ser el postre de toda una familia.
Pasaron los días y llegó el domingo, día en el que se reunían todos a comer en casa del abuelo.
Se abrió la puerta de la nevera y el melón sintió como unas manos fuertes, cálidas, le abrazaban por completo.
- ¡Hasta siempre pepino! -dijo contento el melón-
- ¡Adiós amigo!-contestó el pepino-
- ¡Se va El Sapo! – cuchichearon las manzanas- ¡Qué suerte!
El abuelo cogió el melón y meciéndolo suavemente, comentó:
- Tiene buena pinta, pesa mucho.
Le clavó el cuchillo para hacerle una base, lo puso de pie y empezó a cortar rebanadas, deslizando el cuchillo de arriba a abajo.
El melón no sentía dolor, al contrario, aquello era una explosión de felicidad.
El tacto suave y cálido de las manos y especialmente el calor que sintió al llegar al estómago de los comensales, le recordó lo feliz que había sido cuando era pequeño y estaba en el campo, a pleno sol, donde creció junto a su madre, la Madre Naturaleza.
El melón piel de sapo pensó que su amigo el pepino tenía mucha razón. En este mundo, cada vida tiene un sentido, todos tenemos una misión y la suya había sido alimentar a una familia entera.
Los niños disfrutaron saboreando aquel melón tan dulce y jugoso. El melón estaba contentísimo dentro de sus barriguitas, ¡ya nunca más tendría que volver a pasar frío dentro de la nevera!
* * * * * *
Si te pasa igual que a Magdalena y tienes problemas para que tus hijos coman fruta, aquí van algunas ideas:
- Prepara platos divertidos, con un poco de creatividad serán irresistibles.
- Llévate al niño a una frutería (de las chulas) enseñále diferentes frutas y déjale elegir.
- Hazle partícipe, cocina con él algún postre con frutas como una tarta de manzana, un bavarois de fresones o de melocotón.
- Puede que no quiera la fruta sola... pero ¿y si la acompañamos de un rico yogur, o con nata o con helado? De forma ocasional, claro.
- Y por supuesto, cuéntale alguno de los Cuentos Suculentos de la familia Pérez Gil y prepara alguna sencilla receta como ésta:
BOLITAS DE MELÓN CON HELADO DE LIMÓN
En mi casa es un postre habitual los domingos de verano. (Me ha faltado una hojita de menta para decorar ;)
Pero no olvidéis que podemos encontrar melones a lo largo de todo el año.
Seguro que si le propones a un niño este juego, le parece de lo más divertido y es una buena manera de que los más reacios a probarla, al menos acepten tocarla. Por algo se empieza ;)
Sólo necesitamos un melón (piel de sapo) y una cucharita especial "sacabolas".
Cortamos el melón por la mitad y retiramos las pepitas.
Los más pequeños necesitarán ayuda, pero verás cómo se entretienen un buen rato intentando hacerlas lo más redondas posible.
Las vamos colocando en un cuenco o copa y encima ponemos una bola de delicioso helado de limón (por cierto, el de Mercadona, marca Hacendado, está buenísimo y bien baratito).
La combinación del melón dulce en contraste con el punto ácido del helado, de verdad que es un bocado muy agradable. Ideal como postre o merienda.
En mi casa es un postre habitual los domingos de verano. (Me ha faltado una hojita de menta para decorar ;)
Y además a todos nos interesa comer melón porque tiene muchísimas propiedades:
Gracias a Melones el Abuelo y especialmente a Raúl Sempere por haberme invitado a probar sus deliciosos melones piel de sapo.
Niños y mayores tendremos que hacer caso al abuelo y ¡COMER MUCHO MELÓN!
Gloria Pomares.
4 comentarios:
jajajaja es buenísimo! hHasta me ha dado pena el pobre melón y todo :))) Desde luego con cuentos y recetas como esta se aprende mucho a disfrutar la comida y los niños se atreven con sabores nuevos.
Maravilloso cuento!!! Ahora hasta a mi, me apetece comer melón!!! La verdad es que es una fruta maravillosa, muy sabrosa y jugosa, yo la asocio al verano, que ganas de melón!!!!! Un besazo
Gracias Cocinereta!
He visitado tu blog y me muero de ganas por probar el bizcocho de chocolate hecho con calabacín. Me lo apunto!
Besos!
Putos
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